El mito de las empresas públicas y el estatismo
25/04/2011.
El rol del Estado en la economía es sin duda uno de los temas centrales en torno al cual girará gran parte de la discusión en estos dos últimos meses de campaña. En específico, el tema de las empresas públicas es uno de los que más pólvora viene levantando.

El Estado es uno de los actores constitutivos dentro de un esquema de economía de mercado. No puede haber economía de mercado, si no hay Estado. El Estado es el agente encargado de corregir las fallas de mercado como los bienes y servicios públicos; los oligopolios; las externalidades entre otras. Por ende, un correcto funcionamiento de la economía de mercado implica la presencia del Estado.
Para hacer efectiva esta presencia es que el Estado puede conformar empresas públicas que se encarguen de la provisión de bienes o servicios públicos o empresas que promuevan una mayor competencia en sectores con un carácter oligopólico. Asimismo, por razones estratégicas y en plena crisis energética mundial el Estado puede establecer como una prioridad garantizar el abastecimiento energético nacional para lo cual se pueden constituir empresas públicas como Petrobras en Brasil,ECOPETROL e ISA en Colombia o ENAP en Chile.
El hecho de que en una economía operen determinada cantidad de empresas públicas no es sinónimo de estatismo. Aseverar lo contrario no resiste el mínimo análisis. En Chile, Colombia y Brasil operan empresas estatales y en ninguno de estos países se aplica un régimen estatista. Ahora revisemos el caso peruano. De acuerdo al último reporte de la Cuenta General de la República del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el país tiene 126 empresas públicas operativas. Ojo 126 empresas públicas. No son ni 10, ni 50 son 126. Asimismo, hay que señalar que este conjunto de empresas públicas en 2009 generaron un total de S/ 1, 848 millones de utilidad neta o ganancias. Ni más, ni menos. Ahora bien, ¿alguien puede aseverar que se aplica hoy en día un régimen estatista en el país? En lo absoluto. Lo que si persiste en el país -como bien lo asevera el profesor Jose Távara- es un antiestatismo radical y vocinglero, con un discurso insensato y surrealista en un país con un Estado débil y ausente como el nuestro. Más claro, el agua.
Ahora bien, es cierto que en la década de los setenta y ochenta tuvimos en el Perú una experiencia catastrófica con empresas estatales totalmente ineficientes. Empresas que terminaron por ser dependientes del fisco para poder mantenerse a flote. Por lo tanto, un punto medular en la constitución de una empresa pública es la definición de sus objetivos concretos y sobretodo la especificación de indicadores que hagan posible un efectivo monitoreo del logro de dichos objetivos por parte de la población. En pocas palabras, se tiene que buscar, al igual que en el caso de las empresas privadas, que la empresa pública sea eficiente.
En ese sentido es que empresas públicas de la región como Petrobras y ECOPETROL cotizan en la Bolsa de Valores y aplican la meritocracia como ente rector para la elección de sus profesionales. La cotización en bolsa implica una evaluación permanente de la performance de las empresas por parte de los operadores económicos lo cual obliga a las empresas a contratar a los mejores profesionales en su rubro. El hecho de que las últimas gestiones gubernamentales y principalmente la actual, en base al uso del “carnet” partidario, no haya querido modernizar a nuestras empresas públicas no significa que el Estado pierda el derecho a constituir empresas públicas modernas, eficientes y generadoras de utilidades. No confundamos las cosas.
Para cerrar, queda claro que la identidad: empresas pública = estatismo no tiene mayor sustento. A diferencia de lo que “el sentido común” mediático dicta la presencia del Estado no significa un peligro para la economía de mercado, sino todo lo contario el Estado es imprescindible para un correcto funcionamiento del sistema de mercado. Por eso es que resulta paradójico que muchos de los defensores del discurso anti-Estado califiquen a sus antagonistas de “anti-sistema”.
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